lunes, 21 de febrero de 2011

AQUELLA BENDITA TARDE...


Emocionados ante el paseillo de la vida y bordando nuestras faenas con la seda de nuestra historia, nace en nuestra pequeña cabeza el recuerdo, y a partir de ahí los primeros sentimientos de verdadero amor hacia esa Fiesta que no es repetada por tantos y tantos. Todos guardamos en aquel lugar de nuestro interior reservado al mundo de los toros - yo, al menos, lo tengo, y vaya que si lo tengo- aquel primer capotazo, aquel muletazo que se nos quedó grabado, aquel par de banderillas que marcó nuestros ojos, o, en mi caso, aquel tercio de varas que caló mi sentimiento. No recuerdo ni el cartel, ni el torero actuante, ni siquiera la plaza en la que se estaba celebrando el festejo, sólo que estba siendo retransmitido por Televisión Española, y que marcó mi corazón. Busquemos en nuestro interior aquella primera toma de contacto con este mundo tan bonito, analicémoslo de nuevo, recordémoslo con anhelo y agradezcamos verdaderamente, si es todavía posible, a aquellos que nos dejaron por herencia el arte del capote y la muleta. Merecerá la pena.