domingo, 22 de agosto de 2010
Y LLEGÓ EL CAMPEADOR A CONQUISTAR CASTILLA
Parecía que estaba escrita en el cielo de nuestra ciudad la que lió Manuel Jesús en la segunda de Feria a un toro de La Palmosilla. Llevaba el temple de Sevilla en sus manos, la garra de Salteras en la sangre, y esa torería de su recordado padre en el corazón. Pues triunfó, y vaya que si triunfó El Cid, pues no solo importan las dos orejas y la otra negada, sino la entrega y esa "remontadilla" que viene arrastrando este torero luchador.
Al primero de La Palmosilla, el mejor de la deslucida corrida sin duda, lo toreó con el capote apuntando lo que minutos después podría suceder. Dicho y hecho, después de dejar unas verónicas a pies juntos que espantaron las moscas de los tendidos despachó con la muleta tres series de derechazos - atentos porque Derecha y Cid...no me suena bien - como si en la Real Maestranza del Cielo se encontrara. No hizo falta probarlo por la izquierda pues ya en el capote apuntó que ése no era su lado. Rubricó el trabajo bien hecho con la firma que se merecía: estoconazo en el hoyo y las dos orejas indiscutibles.
Con el quinto anduvo sereno y firme, pero el astado acusó su mansedumbre. A pesar de ello, el de Salteras dejó una instantánea que vaya que si paga la entrada: pegándole un bocado al pitón derl toro.
Por su parte Aníbal Ruíz no estuvo centrado en ningún momento de la tarde y desaprovechó un cuarto toro del que podría haber sacado alguna oreja. En el primero no tuvo opciones ante el deslucido y fue pitado después de fallar repetidas veces con el descabello. Alejandro Talavante pechó el peor lote de la corrida y no tuvo opciones de lucimiento.
Tarde par recordar, en Ciudad Real y en Sevilla, una porque se rindió ante la suprema, y otra porque se llevó hasta allí el premio merecido: el reconocimiento de Castilla por parte del un Campeador de Salteras.
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